Un enfermero estadounidense ha compartido imágenes impactantes antes y después de su batalla con el coronavirus para mostrar que el virus no solo afecta a los enfermos y ancianos

Mike Schultz fue hospitalizado durante seis semanas después de contratar COVID-19 en una fiesta en Miami.

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El hombre de 43 años estaba en forma y saludable sin condiciones subyacentes, pero aún así estuvo cerca de la muerte cuando el virus se apoderó de su cuerpo.

El 16 de marzo, Schultz fue trasladado de urgencia al hospital cuando su fiebre aumentó y sus pulmones comenzaron a llenarse de líquido.

En su primer día, le pusieron una máscara de oxígeno y, poco después, los médicos comenzaron a sedarlo.

A su novio no se le permitió visitarlo debido a estrictas medidas de contención, pero las enfermeras se organizaron para que la pareja fuera a Facetime.

"Era casi como si estuviera en coma. Definitivamente daba miedo", dijo Josh Hebblethwaite.

Scultz fue intubado durante más de un mes mientras luchaba contra el virus Covid-19: fue ingresado en el hospital con un peso de 86 kg, y cuando se fue pesó 63 kg.

En las fotos que compartió en Instagram, la drástica pérdida de peso es clara.

En su foto anterior, Schultz se ve musculoso y saludable.

En la segunda foto, tomada mientras estaba en una sala de recuperación de pacientes COVID-19, su rostro está demacrado igual que su cuerpo y se puede ver un tubo saliendo de su estómgo.


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En varias partes del mundo se puso en duda la veracidad de la nota, debido a que miles de personas se resisten a creer en la existencia del coronavirus.

El tubo fue colocado debido a que durante los días en extrema gravedad, se descompensó, ya que su cuerpo demandaba altas cantidades de proteína.

La historia es verídica, por eso la compartió, tratando de hacer conciencia en quienes no se cuidan de la peligrosa enfermedad.