MÉXICO.- Hace 11 años, el 19 de Marzo de 2010, nuestros compañeros Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo, estudiantes del Tecnológico de Monterrey, fueron asesinados en la puerta del centro de estudios por elementos del Ejército Mexicano.

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No solamente fueron víctimas de una ejecución extrajudicial sino que les robaron su identidad, los hicieron pasar por delincuentes, les dispararon a corta distancia y les sembraron armas.

En la versión oficial de la Secretaría de la Defensa Nacional, y que prevaleció hasta 2019, Jorge y Javier iban armados Hasta Los Dientes.

Desde el 2011, con el objetivo de limpiar el nombre de nuestros compañeros, exigir justicia para el caso y acompañar a las familias en su lucha, la entonces Asamblea Estudiantil Tec y ahora Colectivo Todos somos Jorge y Javier somos una plataforma de exalumnos y personas solidarias que cada año realizamos actos artísticos, culturales y de exigencia por los dos estudiantes y víctimas de la supuesta “guerra contra las drogas”, bajo la premisa de saber que «sin memoria no hay justicia y sin justicia no hay paz».


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Pese a que las autoridades de seguridad y justicia mexicanas y el Tec de Monterrey le apostaron al olvido del caso de Jorge y Javier , la fortaleza de las familias y la solidaridad de la ciudadanía han resistido.

Las acciones del Colectivo y otras organizaciones aliadas como Ambulante y Amnistía Internacional han logrado que el mundo conozca la verdad sobre la vida de Jorge y Javier, a través del documental Hasta los dientes.

El Estado reconoció que Jorge y Javier eran víctimas después de 9 años

Tras 9 años de lucha y tres administraciones federales distintas, esta resistencia se tradujo en el 2019 en una disculpa pública donde el Estado mexicano reconoció que Jorge y Javier eran estudiantes, que eran inocentes y no sicarios. Asimismo, se reconoció que fueron víctimas de un doble asesinato a sangre fría por elementos del Ejército Mexicano.

Esta disculpa quedó grabada en una placa en el bajo puente de las Avenidas Luis Elizondo y Garza Sada, a unos pasos de la puerta por la que Jorge, Javier y miles de estudiantes cruzaban a diario. En la placa se consigna que ellos «no eran sicarios, eran estudiantes».

La disculpa fue particularmente importante porque abonó a la principal exigencia de las familias de Jorge y Javier: limpiar el nombre de sus hijos.

Sin embargo, a 2 años de la disculpa y 11 del doble crimen, los tribunales siguen sin dictar sentencia para los 6 militares implicados y el Estado sigue implementando políticas de guerra y criminalizando a víctimas.

Critican militarización de la Seguridad en México

Las acciones del gobierno federal actual no han sido consistentes con aquella disculpa, así como con la visión de memoria, justicia y paz que le urge a este país. Contrario a la retirada gradual del ejército de las calles a los cuarteles que se prometió en campaña, la actual administración ha seguido apostando no sólo por la militarización de la seguridad sino también de lo público.

Hoy sus familias continúan exigiendo justicia: quieren sentencias conforme a derecho, que declaren como culpables a quienes perpetraron el crimen, que se repare el daño y se garantice la no repetición. Esta garantía de no repetición pasa por repensar y replantear la estrategia de militarización de la seguridad pública de nuestro país. El caso de nuestros compañeros no es uno aislado, sino uno más entre tantos donde se muestra que la decisión de librar, y seguir librando, esta guerra absurda sólo ha traído más muerte y sufrimiento al país.

Reconocer y relatar lo sucedido nos permite abonar a la memoria histórica de nuestra sociedad. Preservar esa memoria nos ayuda a que no repitamos las tragedias del pasado.

Este 19 de marzo del 2021 queremos hacer un reconocimiento a las familias de nuestros compañeros y compañeras, a las profesoras y estudiantes solidarias y a las defensoras de derechos humanos que han preservado la memoria de Jorge y Javier por más de una década.

Piden que haya sentencias firmes

Este 19 de marzo queremos decirle a las autoridades que, una disculpa a las familias de Jorge y Javier no es suficiente. El compromiso real con las víctimas de la guerra y con la pacificación del país llegará cuando haya sentencias, se finalice la guerra contra el narco y se concluya con el papel de las fuerzas armadas en tareas que no le corresponden, como la seguridad pública.

Le toca al poder judicial federal castigar a los responsables del crimen del que fueron víctimas Jorge y Javier y dictar las medidas de reparación del daño pertinentes. Se lo debemos también a Doña Haydee Verdugo, mamá de Javier, quien falleció el año pasado sin haber visto la justicia formal para su hijo. Que en paz descanse, siempre va a ser un ejemplo.

Es competencia del ejecutivo federal atender las medidas de reparación del daño y garantizar la no repetición de ejecuciones arbitrarias en manos de las fuerzas armadas, poner fin a la fallida estrategia de militarización de la seguridad pública y transitar gradualmente a un modelo de seguridad civil.

Hoy hacemos un llamado al gobierno federal actual, en particular al Presidente López Obrador, a la Secretaria Sánchez Cordero, al Secretario General Cresencio Sandoval pongan fin a esta guerra. Pongan fin a la fallida estrategia de militarización de la seguridad pública y transitemos gradualmente a un modelo de seguridad civil.

Seguimos exigiendo justicia, seguimos preservando la memoria de nuestros compañeros. Seguimos pensando que un país en paz es posible.

Sin memoria no hay justicia y sin justicia no hay paz


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