AGENCIA.- Una maestra da a luz 14 meses después de la muerte de su esposo y cumplió uno de sus más grandes anhelos, ser madre.

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Sarah Shellenberger dio a luz a su primogénito a través de una fertilización in vitro usando embriones congelados.


Su hijo Hayes es la medicina que necesitaba después de haber perdido al amor de su vida, Scott en febrero de 2020, víctima de un ataque cardíaco; espera tener otro hijo con el último embrión viable que le queda.


Scott era maestro de ciencias y Sarah de primaria, acababan de completar el proceso de fertilización en una clínica especializada en Barbados cuando él murió repentinamente durante una de sus clases en la universidad.

Ella estaba convencida de que Scott hubiera querido que siguieran adelante con sus planes, por lo que en agosto continuó con el proceso para embarazarse.


"Para mí no había otra opción. Ellos son nuestros hijos. Así que intenté quedar embarazada y traerlos al mundo", comentó.


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Sarah y Scott se conocieron cuando eran estudiantes en la Universidad de Nazarene, pero fue hasta 2017 que comenzaron a salir y al siguiente año se casaron.


Ambos querían tener tres hijos, pero después de meses de intentarlo, se dieron cuenta de que su única opción era la fertilización embrionaria. Sarah y su madre, Sherry, regresaban de un viaje cuando se enteraron de la muerte de Scott.


"Cuando llegué a Toronto y pude conectarme a la red, mi celular estaba como loco. Tenía miles de mensajes, el primero era de uno de los compañeros de Scott, diciéndome que estaban reunidos y que rezaban por su salud. Llamé a su madre, me dijo que Scott había tenido un infarto y estaba en el hospital. El viernes 21 de febrero de 2020 tuve que decirle adiós", detalló.

Luego de una semana del funeral, la clínica donde Scott y Sarah habían llevado el procedimiento de fertilización la llamó para darle la noticia de que tenían dos embriones viables.


Después, en agosto, Sarah viajó de regreso a Barbados para la fecundación y quedó embarazada.

"Tener a Hayes ha sido una gran medicina para mí, ha sanado mi corazón de muchas maneras. Es agridulce, porque sé que Scott hubiera estado encantado con Hayes. Es difícil experimentar esta nueva etapa sin él. Hayes se parece muchísimo a él. Se siente bien ver que las cosas están mejorando y saber que la vida no ha terminado, que tengo un propósito", concluyó la maestra.

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