Yulia Moiséyenko se perdió en un tren cuando era pequeña, tuvo que vivir en la calle y pedir limosna hasta que una familia la adoptó. Luego de dos décadas, encontró a su familia real.

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Yulia Moiséyenko tenía 4 años cuando viajaba en subte con su padre desde la capital de Bielorrusia, Minsk, hacia la localidad de Osipóvichi, ubicada a unos 100 kilómetros al sureste. Su padre —que había ingerido alcohol— se quedó dormido durante el trayecto y al despertar vio que su hija ya no estaba. Veinte años después y gracias a Internet, Yulia, de 24 años, pudo reencontrarse con su familia.

La niña tuvo que vivir difíciles momentos a lo largo de su vida.

Sus padres adoptivos recuerdan que al principio la menor contaba que unas personas la estuvieron llevando de una casa a otra mientras ella pedía limosna, que debía dormir en la calle y evitar llamar la atención de los policías.

Sus padres biológicos, nunca dejaron de buscarla pero se les hizo imposible volver a contactarla. Su madre Liudmila estaba convencida de que Yulia seguía viva y conjeturaba con que la niña pudo haber sido secuestrada por gitanos.

Pasaron los años y Yulia intentó buscar información sobre niños encontrados en esa época, pero no logró llegar a datos concretos. Hasta que le contó a su novio Iliá Kriúkov, quien escribió “niña, 4 años, desaparecida” en un buscador en línea y casi inmediatamente encontró artículos sobre el caso, incluyendo una entrevista a la madre de Yulia en 2017.

“Me pongo a leerlo y comencé a entender cuántas coincidencias había y se me empezaron a caer las lágrimas”, recuerda Yulia.

La joven contactó a la Policía de Bielorrusia y una semana después llegó a una comisaría de ese país. Allí tomaron muestras de ADN para comparar las de Yulia con las de su madre, una semana después los resultados confirmaron el parentesco.

La joven asegura que ha perdonado a su padre biológico por aquel fatídico descuido y dice estar contenta de tener dos padres y dos madres.

Fuente: canalnet.tv