La economía y las elecciones están profundamente entrelazadas en Estados Unidos y en varios países, además que tienen una influencia mutua de diversas maneras.
Los votantes suelen basar sus decisiones en la situación económica actual. Por ejemplo, la inflación o desempleo pueden afectar negativamente las posibilidades de reelección de un candidato o partido.
Los gobiernos pueden implementar políticas para impulsar la economía antes de las elecciones para ganar el favor de los votantes. Esto puede incluir un aumento del gasto público o recortes de impuestos.
La administración en el poder puede influir significativamente en la política económica a través de agencias regulatorias. Por ejemplo, los cambios recientes en los Estados Unidos bajo la administración del presidente Biden, como la prohibición de las cláusulas de no competencia, han tenido impactos económicos sustanciales.
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Las elecciones pueden crear incertidumbre, lo que afecta la confianza de las empresas y los consumidores. Esto es particularmente cierto en elecciones muy disputadas, donde el resultado puede conducir a cambios significativos en las políticas.
Los diferentes grupos de votantes priorizan diversas cuestiones económicas. Por ejemplo, encuestas recientes indican que la inflación y los precios son las principales preocupaciones de muchos votantes.
La relación entre el crecimiento del PIB y los resultados electorales es un área de estudio fascinante en la economía política. En general, un fuerte crecimiento del PIB tiende a favorecer al partido o candidato en el poder. Los votantes suelen recompensar a los candidatos en el poder por un buen desempeño económico, asociándolo con una gobernanza eficaz. Por el contrario, durante períodos de recesión o desaceleración económica, los candidatos en el poder tienen más probabilidades de ser castigados en las urnas. El alto desempleo, el bajo crecimiento del PIB o la contracción económica pueden generar insatisfacción entre los votantes.
Los gobernantes en el poder podrían implementar políticas destinadas a estimular el crecimiento del PIB antes de las elecciones, como recortes de impuestos o aumento del gasto público, para crear un entorno económico favorable.
No es solo el crecimiento real del PIB lo que importa, sino también cómo los votantes perciben la economía. La cobertura de los medios, el discurso público y las experiencias económicas personales moldean las percepciones de los votantes, que a su vez influyen en los resultados electorales.
Dependiendo del partido que gane, las políticas económicas pueden variar considerablemente. Por ejemplo, en Estados Unidos, los demócratas suelen favorecer una mayor intervención del estado en la economía, mientras que los republicanos prefieren una menor intervención del gobierno en la economía.
Dr. Alejandro Díaz-Bautista, Profesor Investigador en Economía Internacional en el Colef. Distinguido miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt).