Reproducimos textualmente el comunicado que publica éste domingo el periodista Isaí Lara Bermúdez, se trata de su versión sobre los hechos ocurridos el fin de semana que dieron como resultado una lesión por arma de fuego a manos de un policía.

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Publicación del periodista Isaí Lara en su página de facebook


Amigos. Utilizo este medio para compartir lo siguiente:

Como muchos saben, la noche del viernes 13 de diciembre recibí un disparo de arma de fuego por parte de un oficial de la Policía Municipal de Tijuana. Desde entonces, recibir la adecuada atención médica y así lograr una completa recuperación han sido mi prioridad.

Hasta el día de hoy, domingo 15 de diciembre, sigo hospitalizado, pero mi estado de salud es estable. A pesar de que los diagnósticos médicos son positivos, los médicos confían en que desaparezcan las secuelas de salud y movilidad producidas por el disparo.

La bala ingresó a mi cuerpo en la espalda baja, cerca del área del glúteo, atravesó tejidos musculares y quedó alojada entre la pelvis y el fémur derecho. Médicos sugieren que no sea removida en lo inmediato y muy probablemente tampoco sea necesario hacerlo en el futuro.

De manera casi milagrosa, la bala se detuvo poco antes de perforar una de las principales arterias del cuerpo, lo cual indica personal médico habría provocado consecuencias fatídicas. Tampoco fue herido ningún órgano vital.

Quiero agradecer al gobernador Jaime Bonilla Valdez, al fiscal general del Estado Guillermo Ruiz Hernández y al secretario general de gobierno, Amador Rodríguez Lozano, entre otras autoridades, por brindarme su apoyo en este difícil momento que atravieso, al igual que al alcalde Arturo González Cruz, quien se puso en contacto conmigo.

De igual forma, al personal de la Cruz Roja, quienes me dieron los primeros auxilios en el lugar de los hechos y me atendieron de manera excelente en el área de Urgencias.

También agradezco a colegas, a mi familia, amistades, organismos como la Comisión Estatal de Derechos Humanos y Artículo 19 que me han brindado su apoyo en estos momentos y estuvieron pendientes de mi salud.

Ya que hay distintas versiones de lo que ocurrió en esa noche, quiero precisar algunos puntos, los cuales ya compartí con la Fiscalía General del Estado, autoridad encargada de investigar los hechos:

1. El viernes 13 de diciembre, alrededor de las 10:40 de la noche, circulaba sobre el bulevar Rosas Magallón, cuando observé una patrulla de la Policía Municipal encima del camellón y a un oficial uniformado intentando cruzar corriendo la vialidad de alta velocidad
2. El automóvil en el que yo viajaba frenó y se detuvo en el carril de acotamiento de lado derecho
3. Observé a un sujeto correr al lado derecho del carro en que yo viajaba y al oficial corriendo detrás de él, abrí la puerta del copiloto y descendí del vehículo con la intención de auxiliar al oficial en la detención, ya que vi que el hombre no estaba armado y por lo tanto yo no corría peligro.
4. Al momento en que bajé del automóvil, a punto de detener al hombre que corría del policía, sin emitir comandos verbales ni mediar palabra, el oficial detonó su arma en mi contra cuando yo me encontraba de espalda a él. Caí debido al impacto y le advertí que me había disparado.

Las precisiones de los hechos resultan importantes porque mientras me encontraba en el área de Urgencias de la Cruz Roja sin que aún concluyeran las todas pruebas para determinar mi estado de salud y sin que la Fiscalía aún recogiera indicios del hecho en el lugar, la Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana Municipal emitió un comunicado de prensa en el que se hizo referencia que me encontraba “fuera de peligro”.

La difusión del boletín a medios de comunicación no solo resulta lamentable por la presura para difundir hechos que aún eran inciertos, sino porque la narrativa resulta confusa y difunde una versión en la que se me revictimiza.

En el boletín se indica que el oficial, cuyo nombre se reserva, no así el mío que fue compartido por la Secretaría, “decidió abrir fuego contra el delincuente realizando un disparo, pero este impactó al tripulante que había descendido del vehículo que intervino en la huida”.

De entrada, el vehículo en el que yo viajaba no intervino en la huida, sino que disminuyó su velocidad por precaución al ver al oficial que cruzó la calle y así quedó en medio de la persecución, por lo que como un ciudadano que considera un deber cívico el contribuir en evitar la comisión de un delito o la evasión de la justicia, lo hice. Y lo volvería hacer.

Y aunque en el comunicado de prensa emitido por la Secretaría de Seguridad en referencia a señala que "se recuerda que los oficiales cuentan con el equipo y entrenamiento para poder hacer frente a los delincuentes, no así los ciudadanos" , lo cual puede interpretarse que el haber sido lesionado de esta forma recae en mi falta de responsabilidad, sigo creyendo que un arresto ciudadano -contemplado en el artículo 14 de la Constitución Política- podría contribuir a una sociedad justa y sin impunidad.

De igual forma, como se lo hice saber al director de la corporación, Carlos Betancourt, quiero dejar constancia de que una oficial de la Policía Municipal, de apellido Castellanos, quien estaba comisionada en la Cruz Roja cuando me encontraba internado la noche de los hechos, solicitó personal y directamente a empleados de la institución médica encargados del acceso, que el hermano del oficial que me lesionó entrara a verme en cama mientras me encontraba convaleciente, sin consultarlo conmigo ni mis familiares y después de que ella misma entrara al cuarto donde yo estaba a entrevistarme.

La agente pidió a una trabajadora de la Cruz Roja, identificándose plenamente como policía municipal, que esta persona no autorizada entrara a verme mientras me encontraba solo, lo cual me parece no solo fuera del protocolo de actuación policial, sino poco ético y responsable.

Respecto al mensaje difundido en un grupo de compañeros periodistas posterior a mi hospitalización, por una reportera del Semanario ZETA, quien explicó a nombre del medio que ya no laboro en dicha institución, quiero aclarar que desde que se hizo efectiva mi renuncia -tras 11 años de trabajar para el Semanario- no me he identificado como parte de esa empresa y desde que resulté herido, no he tenido comunicación ni he sido contactado por ninguno de los representantes de dicho medio de comunicación.

Evidentemente, esta carta no busca la mínima confrontación con la Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana Municipal, sino ayudar a que los medios y personas interesadas tengan un mejor conocimiento de los hechos que atañen a mi persona y del cual han surgido distintas versiones al respecto.

También reitero mi reconocimiento a los policías de distintas corporaciones y a su labor de proteger a la población, de quienes he expresado siempre mi admiración y respeto.

Nuevamente, gracias a todos quienes se acercaron, me ayudaron y estuvieron pendientes de mí en estos momentos. Lo valoro. Mis agradecimientos, siempre.

Atentamente
Isaí Lara Bermúdez


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