Larry Swearingen se declaró inocente hasta su último suspiro. "Perdónalos señor porque no saben lo que hacen", dijo el miércoles segundos antes de ser ejecutado por la violación y asesinato de una joven en 1998.

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A Swearingen, de 48 años, lo declararon muerto a las 18.47 hora local tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville (cercana a Houston), según notificó el Departamento de Justicia Criminal de Texas.

Melissa Trotter, la víctima en el caso, era una universitaria de 19 años que desapareció el 8 de diciembre de 1998. Fue vista por última vez por una de sus profesoras al salir de la biblioteca acompañada de un hombre.

Swearingen se convirtió rápidamente en el principal sospechoso de la desaparición de Trotter después de que amigos de la víctima lo identificaran, lo que llevó a su detención el 11 de diciembre.

Según el fiscal Kelly Blackburn, ambos se conocían y Swearingen mató a Trotter porqueella "no quería tener sexo con él".

No fue hasta el 2 de enero que unos cazadores encontraron el cuerpo de Trotter en el bosque nacional Sam Houston, a unos 100 kilómetros al norte de Houston. La joven había sido violada y estrangulada con una media tipo medibacha.

Las pruebas en contra de Larry Swearingen

Durante la investigación, las autoridades acumularon pruebas contra Swearingen como el hallazgo en su casa de una medibacha que aseguraron era el par del usado para estrangular a Trotter y una cajetilla de cigarrillos y el encendedor de la joven.

También una llamada hecha desde un repetidor cercano al lugar en el que fue encontrado el cuerpo o fibras que probaron que Trotter estuvo en la camioneta de Swearingen.

Sin embargo, Swearingen defendió su inocencia hasta el momento de su ejecución y sus abogados argumentaron que las pruebas presentadas por los fiscales con las que se le condenó a muerte eran "charlatanería".

"La ejecución se lleva a cabo sobre la base de una ciencia forense que roza el límite de la charlatanería, de hecho es charlatanería", afirmó al Texas Tribune el abogado de Swearingen, James Rytting.

En 2017, las autoridades descubrieron que Swearingen convenció a un asesino en serie de mujeres que cumplía condena con él en el corredor de la muerte de Texas y que iba a ser ejecutado en pocas semanas para que se atribuyera el asesinato de Trotter.

Pretendía que ese preso, Anthony Shore, conocido como el "asesino del torniquete", dejará una confesión póstuma que hubiera sembrado de dudas la condena en su contra.

Desde que el Tribunal Supremo reintrodujo la pena de muerte en 1976, en EE.UU. han sido ejecutados 1.502 presos, 562 de ellos en Texas, más que en ningún otro estado. Este estado sureño tiene programadas otras 11 ejecuciones antes de que finalice el año.

Fuente: tn.com.ar