Más de 17.000 píldoras que contenían carne humana en polvo han sido incautadas por la policía de aduanas de Corea del Sur, que ha detenido el cargamento antes de que fueran vendidas como una supuesta “cura milagrosa”.
Esta lúgubre práctica comercial parece provenir de China, dónde el personal médico corrupto roba presuntamente los cadáveres de los bebés que han muerto o incluso los restos de los abortos. Después, estos pequeños cuerpos son comprados y almacenados en congeladores en los hogares domésticos de las personas involucradas en los hechos.
Tras este proceso, y pasado un tiempo, los cadáveres son enviados a centros médicos, en los que los restos son introducidos en grandes «microondas de secado». Finalmente, cuando la piel se seca, se machaca hasta que se convierte en polvo, el cual se procesa en cápsulas después de ser mezclado con diferentes hierbas para disfrazar los verdaderos ingredientes y que las píldoras puedan pasar los controles de los los investigadores de salud y funcionarios de aduanas.
La fabricación de las cápsulas, a su vez, se ve favorecida por el hecho de que en China se llevan a cabo más de 13 millones de abortos al año o se deja morir al pequeño para evitar transgredir la prohibición de no tener más de un niño por familia en algunas zonas rurales.
A pesar de que las autoridades chinas han hecho también lo posible por detener el contrabando de éstas píldoras, finalmente no ha sido posible detener la práctica.