Miguel Ángel, un niño limpiaparabrisas, murió en el crucero en el que trabajaba en estas vacaciones junto con sus hermanos para ganarse unas monedas antes de entrar a la secundaria, en San Mateo Atenco.

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Él se encontraba en el semáforo ubicado sobre boulevard Aeropuerto esquina con Paseo Tollocan cuando empezó a sentirse mal. Uno de sus compañeros quiso abrazarlo, pero se desvaneció en la cinta asfáltica.

Apenas había pasado la barrera del mediodía, a esa hora del lunes el sol pegaba con mayor intensidad sobre esa intersección de la colonia Álvaro Obregón, donde es común ver personas vendiendo productos.

“Era el de en medio, solo en vacaciones veníamos a trabajar aquí, nos dijo que se empezó a marear y se cayó, llamamos a la ambulancia pero no dijeron que ya se había muerto”, narró Julio, hermano mayor de la víctima.

Los tres salieron de la comunidad La Constitución Totoltepec en Toluca por la mañana tras desayunar un tamal y bebida caliente, tras laborar un rato en el lugar comieron unos tacos, luego ocurrió la tragedia.

Una ambulancia del Servicio de Urgencias del Estado de México arribó, minutos después de haber sido alertados a través del 911, sin embargo, los paramédicos dedujeron que no había nada que hacer por el pequeño.

Una botella con jabón y la parte de un jalador quedaron junto a su cuerpo. La escena vive el momento más triste cuando su padre abraza el cadáver para subirlo a una carroza, imposible le resulta no llorar.

El más grande de los tres, no sabe lo que ocurrió, advierte no presentaba indicios de algún enfermedad, incluso salieron con la ilusión de juntar dinero para comprarse algo o simplemente apoyar a su familia.

Los comerciantes dejan de ofrecer sus productos, un conocido decide pedir una ayuda para los deudos, pasa una gorra y las monedas caen entre peatones o curiosos, ellos, sus amigos no dudan en apoyar.