Un niño de 10 años que estaba cargado de explosivos se inmoló, sacrificio ritual de una ofrenda en honor de la divinidad, en una boda y causó la muerte de al menos 10 personas mientras que otras 20 resultaron heridas.

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El atentado se produjo a primera hora de la mañana en el distrito de Pachir-Aw-Agam, en la provincia de Nangarhar, y las autoridades aumentaron el número de muertos a 10, incluido el suicida, y el de heridos a 20, afirmó el portavoz del gobernador provincial, Attaullah Khogyanai.

El ataque en el interior de una vivienda lo perpetró un adolescente cargado de explosivos y el objetivo era Hajji Turkhan, comandante de una milicia local que combate a la insurgencia, anotó el portavoz.

"Entre los muertos se cuenta Hajji Turkhan, sus dos hijos, un menor y el resto son civiles de la localidad", indicó Khogyanai.

Según la fuente, cinco de los civiles heridos se encuentran en estado grave y han sido trasladados a un hospital militar.

El atentado aún no ha sido reivindicado y los talibanes negaron su participación, de acuerdo con un mensaje en la red social Twitter del portavoz talibán Zabihullah Mujahid, que subrayó que sus militantes no tienen "nada que ver" con lo sucedido.

En la provincia de Nangarhar se encuentra el principal bastión del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que suele estar detrás de atentados suicidas con víctimas civiles.

Los sucesos relacionados con bodas se han sucedido durante los últimos años en Afganistán, aunque en la mayoría de los casos las muertes se produjeron por la detonación de explosivos colocados en carreteras o errores de las fuerzas de seguridad, al bombardear las congregaciones creyendo que se trataba de reuniones de insurgentes.

Uno de los mayores atentados en el país durante una boda se produjo en 2010, cuando un atacante suicida detonó los explosivos que portaba en una ceremonia en la provincia meridional de Kandahar, causando al menos 40 muertos y casi un centenar de heridos.