El amor incondicional a sus hijas era lo único que tenía en mente Kelly Hope cuando decidió donarle un riñón a su exesposo, Dan Pyatt, que padecía fallas renales desde hace más de una década.
La enfermedad de su expareja y padre de sus hijas empeoró en 2017, cuando comenzó a depender de las sesiones de diálisis. Pyatt, de apenas 44 años, fue añadido entonces a una extensa lista de espera para recibir el riñón de un donante fallecido.
Después de casi 12 meses sin respuestas, Kelly no lo pensó dos veces y se hizo una prueba para saber si era compatible. “Aunque ya no estábamos juntos, no estaba preparada para dejar a mis hijas sin padre”, dijo.
En entrevista con The Mirror, Kelly contó que tomó la decisión después de visitar a su ex en el Guy’s Hospital de Londres, donde se encontraba visiblemente desmejorado. “Me dijo: ‘No puedo pedirte que hagas eso’”, recordó.
“Pero le dije: ‘No depende de ti. Es mi decisión. Sé cuáles son los riesgos y lo voy a hacer”. “Él solo tiene 44 años, tiene mucha vida por delante”, añadió.
Dan y Kelly se conocieron cuando eran niños y empezaron a salir en la adolescencia. Más tarde, en 2007, se casaron y, meses después, Dan comenzó a padecer un tipo agresivo de enfermedad renal.
Mientras esperaban a su segunda hija, la pareja fue advertida por los médicos de que en 10 años sería necesario un trasplante.
“Nunca hubo problemas renales en la familia de Dan, simplemente tuvo mala suerte”, explicó Kelly, de 43 años. “Siempre estaba cansado y tenía síntomas similares a los de la gripe y dolores de cabeza, pero es un taxista de Londres, así que al principio lo atribuimos al exceso de trabajo”, contó.
Dan fue diagnosticado con una nefropatía por IgA en ambos riñones, también conocida como enfermedad de Berger, una acumulación de proteína que inflama y daña el tejido de estos órganos.
Fue en septiembre de 2017 cuando le dijeron que su función renal había caído a un 8% y, para ese entonces, el matrimonio ya se había roto. “Simplemente no estábamos avanzando más, a pesar de que lo intentamos y lo intentamos”, dijo Kelly.
La pareja tenía diferentes prioridades, se sentían presionados por sus respectivos trabajos y comenzaron a alejarse. “Al final nos dimos cuenta de que no podíamos seguir dando vueltas en círculos”.
“La atmósfera en casa era horrible. No era saludable para los niños, así que ambos decidimos que sería mejor separarnos”. Kelly se quedó en la casa familiar en Bromley, al sudeste de Londres, con sus hijas Billie y Jeanie, mientras que Dan se mudó a un piso cercano.
Los especialistas del Guy’s Hospital aseguraron que jamás habían tenido una situación similar. Nunca un paciente había recibido una donación de órganos de su expareja.
“Puede que no estemos casados ??ahora, pero todavía somos una gran familia y tuve que hacer ese sacrificio para mantener a nuestra familia unida”, insistió Kelly.
La operación fue un éxito. El cuerpo de Dan no rechazó el riñón y, para celebrarlo, ambos se fueron a pasar las Navidades a París en compañía de sus hijas. “Todos nos dicen: ‘¿Van a volver a estar juntos ahora?’. Nos ha acercado de una manera diferente”, confesó.
Dan, por su parte, quedó realmente conmovido con el gesto. “Arriesgar tu propia vida para ayudar a alguien más es increíble. Kelly siempre será mi heroína”, declaró.
Fuente: yahoo.noticias