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SAN LUIS RÍO COLORADO.- Retenes en los principales bulevares, un operativo para instruir al distanciamiento social en la garita de cruce hacia Arizona, bomberos con trajes especiales desinfectando la ciudad. Ese fue el panorama que este viernes tuvo el municipio, que se ha convertido en el principal foco de contagios del Covid-19 en Sonora.

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Con sus casi 200 mil habitantes, San Luis Río Colorado tiene el doble de casos que presenta Hermosillo -49 contra 25- y una tasa de mortalidad siete veces más alta.

Esta semana, se estableció que únicamente puede viajar una persona en cada vehículo. Para corroborarlo, los agentes municipales de Seguridad Pública han establecido retenes, con apoyo de la Policía Federal. Ello no obsta, sin embargo, para que haya quienes infrinjan esta medida.


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Y a pocos metros de la garita, en una sucursal bancaria, una extensa fila de personas se agolpa sin guardar el famoso metro de distancia entre unas y otras. Eso sí, todos con cubrebocas.

Ayer, el presidente municipal, Santos González, emitió un mensaje, acompañado por líderes empresariales y otros personajes de la comunidad, para llamar, otra vez, a que los sanluisinos se queden en casa.

Pedro Torres, director de Salud Pública municipal, afirmó que será complicado frenar el avance de la pandemia en San Luis Río Colorado, por la cercanía con Estados Unidos y Mexicali, pero, sobretodo, porque la movilidad vehicular no disminuye.

“Es importante que la ciudadanía tome conciencia de la situación. Me da mucha tristeza ver que a los lugares donde voy todavía observo personas sin cubrebocas y sin guardar la distancia mínima de un metro y medio”, agregó.

Mientras tanto, bomberos, personal del organismo local de agua potable, así como de las direcciones de Servicios Públicos y Protección Civil, recorren la ciudad, para desinfectar calles, centros comerciales o la propia garita de cruce fronterizo.

Los encargados de esta tarea no solamente llevan tanques con químicos desinfectantes, sino que hacen uso de escobas y cubetas, para lavar paredes y banquetas con agua y jabón.

Algunos hacen cuanto pueden. Por ejemplo, en un parque público, un grupo de periodistas se reunió para hacer un centro de acopio, con el fin de recolectar material sanitario y víveres, para los más vulnerables.

También está el caso de Elizabeth Pinzón, una enfermera que ofrece gratuitamente ir a las casas de adultos mayores que necesiten canalizaciones o curaciones, para que no salgan al exterior y se expongan a un contagio.

Pero igualmente hay quien se aprovecha de la desgracia: un grupo de extorsionadores hizo víctima a la secretaria de un consultorio, pidiéndole un depósito para que su jefe, un médico, no fuese preso, por haber, supuestamente, infringido el decreto de emergencia sanitaria.


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