CIUDAD DE MÉXICO.- En una operación coordinada entre la Fiscalía General de la República (FGR) y autoridades estadounidenses, Héctor Eduardo Infante, alias “El Tolín”, fue extraditado a Estados Unidos junto con Rafael Caro Quintero y una veintena de criminales de alto perfil, incluyendo a líderes del Cártel del Noreste y del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La extradición se realizó a solicitud del Departamento de Justicia de EE.UU., en cumplimiento de diversos procesos legales por delitos relacionados con el narcotráfico, tráfico de armas, delincuencia organizada y homicidio.
¿Quién es “El Tolín” Infante?
Héctor Eduardo Infante, conocido como “El Tolín”, es identificado como un operador clave del narcotráfico en Baja California, con nexos con organizaciones criminales del Cártel de Sinaloa. Se le vincula con el trasiego de drogas, lavado de dinero y actos de violencia en la frontera entre México y Estados Unidos.
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Héctor Eduardo Infante, alias “El Tolín”, uno de operadores más importantes de Los Rusos y que fue detenido en julio del 2022 tras un atentado en Rosarito donde se localizaron más de 300 casquillos percutidos.
El Tolín estaba en una plaza comercial con sus hijos donde uno de los menores resultó herido y trasladado a un hospital, donde el capo fue detenido.
Infante nació en Estados unidos Chicago y su primera detención fue en el año 2011 .
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Otros capos extraditados
Junto con “El Tolín”, fueron entregados a las autoridades estadounidenses:
Rafael Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara y acusado del asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena.
Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, alias “Z-40” y “Z-42”, exlíderes del Cártel del Noreste.
Impacto y reacciones
El gobierno de EE.UU. ha calificado esta extradición como un golpe significativo contra el narcotráfico en la región. Las autoridades mexicanas señalaron que este movimiento forma parte de la colaboración bilateral en materia de seguridad para desarticular organizaciones delictivas.
La extradición de estos líderes criminales podría generar reacomodos dentro de las organizaciones del narcotráfico en México, lo que podría derivar en nuevas disputas por el control territorial en distintas regiones del país.
