Un tribunal de EE.UU. sentenció este viernes a Tyler Kost, un joven sospechado de haber violado a más de una decena de alumnas de su escuela secundaria cuando todavía era menor de edad.

Según las acusaciones, sus víctimas tenían entre 12 y 17 años y los ataques tuvieron lugar entre 2009 y 2014 en la comunidad de San Tan Valley, en el estado estadounidense de Arizona, informa el portal de noticias AZCentral.

Kost fue arrestado en 2014 a la edad de 18 años y pasó 990 días en una cárcel esperando un fallo. Finalmente un tribunal lo sentenció a tres años de prisión, por lo que recuperará la libertad en unos 100 días. Pero en realidad, puede ser liberado actualmente porque de hecho ya cumplió más de 85 % de su condena.

Además de la prisión, su sentencia implica 15 años de libertad condicional, durante los cuales podrá ser condenado hasta 50 años de cárcel si viola las leyes. Además, deberá registrarse en una base de agresores sexuales.

¿Una condena demasiado leve?

La sentencia relativamente leve se debe a que Kost no fue condenado por ninguno de los casos de violación sexual, sino que se lo declaró culpable por tocar los pechos de tres menores sin su consentimiento y de intentar tener sexo con otras dos. Aun así, el joven pudo ser sentenciado a una condena máxima de más de 7 años en prisión, pero en cambio el juez escogió la condena mínima posible, tomando en consideración su ausencia de antecedentes criminales.

Sin embargo, durante el proceso judicial cinco de sus presuntas víctimas lo acusaron de violación sexual, hechos por los que, según afirmaron, todavía sufren de depresión o trastorno de estrés postraumático. Aseguraron además que Kost las manipulaba para que se callaran.

Una de las víctimas que en aquella época tenía 14 años confesó que la obligó a callar lo ocurrido amenazándola con que, en caso contrario, "sería vista como unaputa". Otra víctima reveló que Kost le decía que Dios nunca la perdonaría y que su familia nunca volvería a amarla.

Según las víctimas, el joven nunca les pidió perdón y llegó a insinuar que habían conspirado en su contra.