AGENCIAS.- Los miembros del Congreso de Estados Unidos escucharon el testimonio del Doctor Pediatra, Roy Guerrero que auxilió a los menores baleados el pasado 24 de mayo tras un tiroteo en una primaria de Uvalde, Texas.

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Guerrero compareció ante el Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes, donde se realizó una audiencia sobre la violencia armada que se vive en Estados Unidos.

El pediatra narró que en cuanto se enteró del tiroteo en la Primaria Robb corrió al Hospital de Uvalde Memorial Hospital para intentar ayudar.

Afuera del edificio, se encontró a padres de familia que gritaban los nombres de sus hijos, entre lágrimas, rogando saber si estaban vivos o muertos.

“Esos llantos de madres nunca me los quitaré de la cabeza. Sé que nunca olvidaré lo que vi ese día”.

Lo primero que se encontró fue a Miah Cerrillo, una niña de 11 años que sobrevivió porque se untó la sangre de su amiga, ella también ofreció su testimonio vía video.

Miah estaba en shock, y sangrando por una herida de metralla en el hombro. Aun así, dado que la conocía de toda la vida, salió corriendo para avisarles a sus padres que la pequeña estaba viva.


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A su regreso a la sala de emergencias, encontró las escenas más terribles vistas en su vida, algo que  “ninguna oración aliviará, nunca”.

“Dos niños cuyos cuerpos fueron pulverizados por las balas disparadas contra ellos, decapitados, cuya carne fue desgarrada”, dijo, ante un silencio total en el lugar. “La única pista de sus identidades fueron los pedazos de ropa de dibujos animados salpicados de sangre que aún se aferraban a los cuerpos”.

“Esperaba que esos dos cuerpos fueran una trágica excepción en la lista de sobrevivientes. Pero mientras esperaba con mis compañeros médicos, enfermeras, paramédicos, por las demás víctimas, los sobrevivientes nunca llegaron. Sólo quedaban los cuerpos de 17 niños y las dos maestras que los cuidaban”.

“Los niños inocentes de todo el país hoy están muertos porque las leyes y las políticas permiten que las personas compren armas antes de que tengan la edad legal suficiente para comprar un paquete de cerveza”, dijo el médico.

 Tanto el tirador de Uvalde como el de Buffalo, Nueva York, tenían 18 años recién cumplidos.


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