AGENCIAS.- A siete años del derrame de la mina Buenavista del Cobre, habitantes del río Sonora, siguen en la lucha, exigiendo un alto a la impunidad de Grupo México y fin a las mentiras y simulaciones de las autoridades federales.

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En un conversatorio en línea, representantes de los Comités de Cuenca del Río Sonora, pidieron agua limpia y servicios de salud, así como el saneamiento de los cauces y terrenos en las comunidades afectadas por la mayor tragedia ambiental de la industria minera en México.


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Antonio Romo Paz, académico e investigador del Departamento de Ciencias Químico Biológicas de la Universidad de Sonora, destacó que el 97 por ciento de los pozos de agua para consumo humano de la región, tienen altas concentraciones de metales pesados como plomo y arsénico, por arriba de la norma, de acuerdo a los propios monitoreos de la Conagua y Cofepris, luego del derrame de 40 mil metros cúbicos de una solución de sulfato de cobre acidulado ocurrido el 6 de agosto de 2014.

  • “El arsénico produce pigmentación en la piel y después esa pigmentación se hace cancerosa, el arsénico está también relacionado con la incidencia de diabetes; el plomo contribuye a afectar el aprendizaje en niños, porque no asimilan y disminuye el aprovechamiento escolar”, alertó.

Por su parte, Héctor Duarte Tagle, académico e investigador del Departamento de Medicina y Ciencias de la Salud de la UNISON, advirtió que los problemas de enfermedades apenas comienzan a aparecer en la población más vulnerable del río Sonora que son los niños, quienes debido a los tóxicos desarrollan insuficiencia renal, afecciones cardíacas y distintos tipos de cáncer.

  • “Después de 2015 los muestreos de contaminantes se fueron espaciando y menos se reportaban, pero esos metales en algún lugar tenían que estar, con el tiempo hemos visto que algunas autoridades han retomado el programa de muestreo, lo quieren hacer más regular, pero algunos de los metales ya están incorporados en los organismos, entonces eso es lo preocupante”, indicó.

En tanto, Héctor Duarte, también integrante del Departamento de Medicina y Ciencias de la Salud de la UNISON, señaló que entre más tiempo pasa, más difícil y más costosa será la intervención para conocer la dimensión del desastre de Grupo México y su remedio.

“Estamos dejando pasar la oportunidad para hacerlo, todo por falta de voluntad política", subrayó.


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